Agresivos, impulsivos, desafiantes, dominantes, mentirosos, calculadores, insensibles Y sin proyección de vida.
Pensar que, por su aparente inocencia, un niño no puede cometer un asesinato, es un grave error. En ocasiones, como ocurre con los meninos e meninas das favelas, los niños del Señor de la Guerra o del Estado Islámico, se ven obligados a matar si quieren sobrevivir. Otras veces, el impulso asesino está motivado por algún trastorno mental fruto de sus circunstancias vitales, o simplemente por el placer de matar.
Las estructuras de personalidad psicopática, desde la infancia, muestran un marcado comportamiento antisocial de carácter desinhibido. Desgraciadamente su perturbación no tiene edad y ya siendo niños o adolescentes se muestran impulsivos, violentos e incapaces de entablar relaciones afectivas duraderas. Pueden llegar a ejercer una violencia que aparentemente solo los adultos son capaces de generar. Sin embargo, el estudio de estos niños suele ser muy controvertido ya que, al ser menores, la ley no les hace responsables de sus acciones.
Los orÃgenes familiares que han influido en el desarrollo de los niños asesinos y de su comportamiento delictivo, es difÃcil de determinar con exactitud, debido a la naturaleza compleja de los casos. Pero también hay frecuentes patrones entre los niños asesinos: una historia de abuso fÃsico, emocional o de desamparo e imposibilidad para controlar sus emociones.
Los autores, César Alcalá, historiador de referencia, y Blanca Navarro, Doctora en PsiquiatrÃa, exponen una serie de casos con el fin de estudiar las circunstancias y resolver con un exhaustivo análisis psiquiátrico forense cada uno de los casos presentados en este ensayo. Sin duda, se trata de la obra divulgativa definitiva para todos aquellos interesados en la materia criminalÃstica y en la comprensión del comportamiento moral del ser humano.
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