“Lobos de mar†es un libro de aventuras. De historia. De viajes. “Lobos de mar†es un homenaje apasionado a la mar, la navegación y a un puñado de marinos españoles indómitos, que dedicaron, o dedican, su vida a recorrer con entrega y admiración los mares y océanos de este planeta. Los hay militares de la Armada, capitanes de la Marina mercante, oficiales de máquinas, patronos de pesca, campeones olÃmpicos de vela, marineros de rescate, submarinistas, aventureros transoceánicos… Todos los que aparecen en el libro son personajes dignos de una novela. Todos, todas, han sido o son reconocidos por sus compañeros de profesión. Es tal la pasión que les mueve que casi podrÃamos decir que estamos ante una especie en extinción; una variedad de humano romántica que, hasta no hace mucho, cuando al agua salada se la respetaba, sobresalÃa por su capacidad de esfuerzo, maestrÃa, orgullo y dedicación. Los lobos de mar son navegantes de contrastada solvencia. Algunas biografÃas, reflexiones y anécdotas pertenecen a marinos que han conseguido figurar con todos los honores en las páginas más destacadas de nuestra Historia: los hermanos Pinzón, Juan Sebastián Elcano, Pedro Menéndez de Avilés, Ãlvaro de Bazán, Francisco Antonio Mourelle de la Rúa, Blas de Lezo o Antonio Barceló, el “Capitán Toniâ€, son algunos ejemplos de cómo se las gastaban los nuestros en otros tiempos. También hay pescadores de ballenas, buscadores de tesoros, héroes mitológicos o piratas buenos y malos. Pero, sobre todo, lo que hay en el libro, es un extraordinario puñado de grandÃsimos navegantes actuales. Como el bueno de Tucho, que naufragó con su barco en el océano Atlántico, el medallista canario JoaquÃn Blanco Roca, el indomable regatista ciego Sinto Bestard, el marino de rescate Lázaro Canet, la primera submarinista de la Armada, Lola Higueras, o el almirante Santiago BolÃbar Piñeiro, comandante de la expedición conmemorativa del V Centenario
del Descubrimiento. Quedan otros muchos excelentes navegantes por nombrar. Habrá que abrir las páginas del libro para conocer un poco de sus vidas. Muchos no han podido asistir al nacimiento de su hijo, o al fallecimiento de sus padres por encontrarse en el Canal de Suez, Tonga, Japón, Namibia, o el Estrecho de Magallanes. Otros, se han visto sorprendidos por accidentes e incendios, han culminado con éxito su aventura, o simplemente, han cumplido sus sueños. Sus andanzas son la prueba de que todavÃa quedan personas que aman los océanos y, por ello, luchan por preservarlos de sus muchas amenazas.
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