«El centro tiene la meta prefijada y el ideal de defender el equilibrio, la democrática convivencia, el bien común y preservar la libertad como elemento amalgamador en la sociedad».
Como aquel que monta en bicicleta, que va haciendo pequeños movimientos constantemente con el manillar y con su cuerpo para mantener el equilibrio y no caer, la historia nos lleva hacia el futuro en permanente peligro de tropiezo y nos obliga a ir haciendo correcciones en nuestro comportamiento, en nuestras ideas y valores para mantenernos más o menos rectos en nuestro avanzar hacia la prosperidad, la felicidad, la justicia…, o lo que cada cual considere que es la meta hacia la que se dirige. Quien se agarre fuerte al manillar, con tozuda torpeza, y se niegue a corregir permanentemente su rumbo, estará condenado a desequilibrarse y, con seguridad, a caer y abrirse la cabeza contra su propia cerrazón. Aquel que, por no agarrar el manillar con fuerza, lo suelte pensando que asà no caerá, o que la propia inercia de las cosas lo mantendrá a salvo, en la primera irregularidad del terreno que le salga al paso también se verá abocado al batacazo. De la misma forma, creemos, cuando se trata de la conducción de nuestros destinos a lo largo de la historia, debemos tomar con firmeza y con delicadeza a un tiempo el timón de nuestros porvenires para ir corrigiendo el rumbo —ora a la derecha, ora a la izquierda—, y mantenernos, en fin, en un equilibrado derrotero hacia nuestra meta.
En el centro habita la posibilidad de ejercer la libertad de pensamiento prolongada en el tiempo sin tener que adherirse a una ideologÃa concreta con cuyos principios se ha podido estar de acuerdo en un momento dado, aunque ya no lo estemos tanto, ni tampoco de no sentirse identificado con ideologÃa alguna, sino de saber en todo momento que nuestra posición polÃtica es y será siempre provisional y, sobre todo, «nuestra».
La editorial
Comunicación
Redes sociales
|
Distribución
Envío de originales
Tienda
|
Nuestros sellos editoriales
LID Editorial
|
|