Al-Ándalus es con frecuencia evocada como una cultura totalmente arabizada. No obstante, y especialmente hasta el auge del califato, la mayor parte de su población habría hecho uso de una lengua propia: el romance andalusí o l’atinu. Esta forma de comunicación sobreviviría entre las clases populares hasta bien entrado el siglo XIII, y su existencia está atestiguada tanto por las «jarchas» como por diferentes glosarios, topónimos y préstamos hechos al árabe andalusí y al resto de lenguas peninsulares. Más apegado al latín final que los demás romances de la época y muy conservador en lo que a fonética y sintaxis se refiere, el andalusí se vería por otro lado fuertemente influenciado por el árabe, que no sólo modificó su léxico, sino también la morfología de algunas de sus palabras e incluso la manera de construir las frases, lo que la convierte en una lengua única.
Esta publicación plantea desde un enfoque divulgativo la reconstrucción del romance de al-Andalus, partiendo de las obras de Francisco Javier Simonet, Álvaro Galmés de Fuentes, Maria Jesús Rubiera Mata o Federico Corriente hasta conformar un auténtico manual de gramática del l’atinu.
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