No cabe duda de que Elon Musk es una persona de éxito. El sudafricano afincado en Texas ha copado los titulares de todos los medios en estos últimos meses por una serie de noticias encadenadas. Casi todas las semanas, su empresa espacial SpaceX, bate récords de lanzamientos, reutilización y puesta en órbita de satélites propios y de terceros; su compañía de automoción Tesla ha inaugurado dos nuevas fábricas con las que pretende romper todas las cifras de producción y eficiencia en la fabricación de coches eléctricos a la par que avanza a buen ritmo en su sistema de conducción autónoma. Y todo esto al tiempo que lanza ofertas multimillonarias para la adquisición de la red social Twitter y entretiene a sus fans concediendo entrevistas y respondiendo a twits locos día tras día. La explicación a esta superproductividad personal no tiene nada que ver con que su día tenga más horas que el nuestro ni con sus facultades sobrehumanas, si no con un estilo de dirección, liderazgo y organización muy particular y que, aunque no es completamente nuevo, sí tiene algunas particularidades que le hacen destacar. Líder transformacional Si tenemos que etiquetar a Elon Musk dentro de uno de los estilos de liderazgo tradicionales, sin duda podemos hacerlo dentro del transformacional. Este estilo en el que también pueden encajar grandes gurús tecnológicos como Steve Jobs, Jeff Bezos o Reed Hastings e incluso políticos de la talla de Nelson Mandela y Winston Churchill, se caracteriza por motivar a sus trabajadores para promover el cambio y la innovación y de este modo sacar lo mejor de cada persona y equipo para la consecución de las metas empresariales. Pero no cualquier directivo puede servir de inspiración a sus trabajadores. Elon Musk se ayuda de su inteligencia y creatividad para dar ejemplo y guiar a sus empleados, envolviéndoles de la cultura y los objetivos de sus empresas. Y cuando tienes empresas con misiones como las de Tesla, “acelerar la transición del mundo hacia la energía sostenible”, SpaceX, “convertir a la humanidad en una especie multiplanetaria” o Neuralink, “desarrollar interfaces cerebro-máquina para conectar a los humanos con los ordenadores”, no hace falta mucho más para convencer a cualquiera. Podemos ver muchas características de este estilo de liderazgo en Musk y en la organización de sus empresas como dar ejemplo de moral y ética, esforzarse por el trabajo hacia el bien común, existencia de canales abiertos de comunicación y responsabilidad personal hacia las tareas que cada integrante de la organización desempeña. Y es que son famosos los mensajes de correo electrónico en los que Elon anima a sus empleados a contactar directamente con él saltándose toda la cadena de mando y a informar de las ideas de mejora a las que cada uno pueda contribuir para el bien del producto final. “Tienes que marcar unas metas muy convincentes para la empresa. Si te pones en los zapatos de alguien que tiene talento a nivel mundial, tiene que creer que hay un gran potencial y creer en el líder de la empresa, que eres el tipo adecuado con el que trabajar. Esto puede ser algo difícil, especialmente si estás tratando de captar a personas de otras empresas". Elon Musk CEO de Tesla y SpaceX Las sombras de Elon Musk Pero la mente de Elon Musk también crea importantes conflictos en sus empresas. Al igual que Walter Isaacson escribía sobre la errática personalidad de Steve Jobs a la hora de cómo este percibía un mundo distorsionado por su mente, Elon puede pecar de arrogancia, prepotencia e individualismo en su relación con empleados, inversores y medios de comunicación. Le cuesta admitir los errores que, como cualquier otra persona comete, e intenta imponer sus ideas y necesidades a sus organizaciones. Se dice que el Tesla Model S, la berlina de lujo de la compañía, tiene el puerto de carga en la parte trasera del vehículo, al contrario que casi todos los vehículos de otras marcas, porque a Elon le gusta aparcar marcha atrás, y que tiene la posibilidad de pedirse con 7 asientos por su condición de familia numerosa desoyendo muchas veces las necesidades de sus clientes y de sus colaboradores, que han manifestado pasar miedo en multitud de ocasiones cuando han tenido que llevarle la contraria. Otro genio incomprendido Cada vez que hablamos de un personaje de la talla de Elon Musk, parece que damos por sentado la incompatibilidad entre ser un genio innovador y un buen líder. En numerosas ocasiones, los discursos de motivación e inspiración se camuflan con las coacciones y el miedo. Muchas veces en la forma de anunciar sus decisiones, en la forma de acudir a la prensa o a Twitter antes de hablar con sus consejeros de los que no se deja aconsejar. Quizá tengamos que resignarnos y pensar que esta es la personalidad del nuevo portento superdotado de Silicon Valley y que la genialidad casi siempre viene acompañada de excentricidad y prepotencia con el paso de los años y la consecución del éxito. Está por ver si estamos viviendo la cúspide de su carrera y el comienzo de su decadencia o, por el contrario, su viaje al futuro no ha hecho más que comenzar y consiga metas inimaginables en los campos de la energía, el transporte, la inteligencia artificial, las comunicaciones, la carrera espacial y la simbiosis hombre-máquina. Con esta perspectiva, nos espera un futuro apasionante de la mano de Elon Musk. SOBRE EL LIBRO Tesla. El ADN de la disrupción refleja cómo la compañía ha pasado de ser una empresa de automóviles a líder mundial en inteligencia artificial, energía y movilidad. Una lectura imprescindible para líderes de organizaciones, para amantes de la innovación y el emprendimiento empresarial y para todos los incondicionales de la marca. |
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