A lo largo de muchos años, me he preguntado sobre qué temas deberían instaurar reglas los equipos. Así, he ido identificando qué suelen preguntarse y responderse para conformar estas reglas de oro. Por ejemplo, una idea muy básica es preguntarse cómo van a hacer para garantizar que todos se escuchen entre sí. Si no se escuchan, ¿cómo harán para ponerse de acuerdo? Si no se escucha la diversidad, ¿cómo podrán aprender cosas nuevas? Entonces, unas reglas de oro básicas están relacionadas con la escucha, la aceptación de la diversidad y la toma de decisiones. Veamos once preguntas clave que suelo formular a los equipos para crear sus reglas de oro: 1. ¿Cómo queremos escucharnos? Aceptar que siempre hay una brecha que necesitamos acortar entre el que dice y el que escucha. 2. ¿Cómo queremos pedir, dar y recibir feedback? Cómo espejamos a nuestros compañeros para que puedan mejorar. 3. ¿Cómo queremos ser percibidos desde fuera? Es decir, ¿qué identidad pública estamos comprometidos a despertar en otros equipos con los que interactuamos, con los clientes...? 4. ¿Cómo vamos a garantizar la confidencialidad? Qué permite la diversidad hacia adentro y la unidad hacia afuera; «Lo que pasa en Las Vegas, se queda en Las Vegas». 5. ¿Cómo queremos alinearnos en nuestras decisiones dentro del equipo? Esto es, ¿cómo nos vamos a poner de acuerdo cuando no estemos de acuerdo? 6. ¿Cómo queremos ser percibidos por nuestros colaboradores con respecto a nuestra alineación en las decisiones que tomamos? Cómo generamos identidad como equipo. Es cuestión de evitar que cada uno de los miembros del equipo salga fuera y diga una cosa distinta. 7. ¿Cómo queremos reconocernos y celebrar nuestros éxitos? Esta pregunta es fundamental. A veces las cosas no salen bien, entonces, ¿dónde carga las pilas el equipo para poder seguir adelante? ¿Y cómo reconoce lo que sí funciona para luego celebrarlo? 8. ¿Cómo evaluamos el error? Este es un límite preciso para cualquier equipo. Cuando quiero saber cómo es un equipo, me alcanza con formular una sola pregunta: «¿Es peligroso equivocarse aquí?». Con esto ya entiendo si el equipo va a aprender, porque, si las personas saben que no son perfectas y que van a estar en territorio donde no estuvieron nunca, entonces se van a equivocar. Ahora, si equivocarse es peligroso, lo que aparece es la «caza de brujas» y los «culpables». En este contexto, la gente se defiende, se cierra como una tortuga y no aprende. 9. ¿Cómo valoramos la diversidad? Solo aprendemos de aquel que aporta algo diferente. La clave de la innovación está en juego en esta regla, pero más aún el respeto del que tiene otro punto de vista. 10. ¿Cómo garantizamos y promovemos la valentía de confrontar el no cumplimiento de las reglas? Esta es la clave de las claves. Si se cuenta con reglas de oro, pasa a ser responsabilidad de todos los integrantes del equipo dar feedback a los compañeros ante la violación de una de ellas. Es decir, una vez se dan las reglas, lo que sigue es acordar la regla acerca de qué hacer si alguien incumple sus compromisos. Hay equipos donde no cumplir los compromisos no tiene consecuencias. Si no hay una regla para eso, ¿por qué habrían de cumplir con las otras reglas? 11. ¿Cómo haremos respetar estas reglas y aprenderemos a ajustarlas o cambiarlas? No importa qué tan buenas sean las reglas; si se petrifican, no sirven. Además, una regla puede ser útil en un contexto y dejar de serlo en otro. A través del coaching de equipos acompañamos al equipo a construir, actualizar, declarar y sostener reglas de oro con las cuales pueda articular su funcionamiento, coordinar acuerdos y acciones de manera sostenible, y garantizar una comunicación ágil y eficaz. Por supuesto, para que estas reglas no queden obsoletas hay que establecer un espacio declarativo para construirlas, revisarlas y ajustarlas. El equipo confía al coach cuáles son sus reglas de oro para llegar al norte. Le da permiso para que ayude al equipo a sostener esos compromisos hasta lograr la maestría de sostenerlos sin su presencia. Por lo tanto, el coach se constituye como garante y custodio de las reglas que el equipo ha construido para sí mismo. El coach renuncia a intervenir sobre los asuntos que trabaja el equipo sobre su mesa, renuncia a ser experto en otra cosa que no sea mirar y reflejar al equipo la forma en que está orientado a su norte, construyendo confianza y compromiso en su coordinación de acciones a través de sus reglas. EL LIBRO Coaching de equipos en la práctica revela cómo se puede acompañar a un equipo mientras este opera en tiempo real, utilizando un conjunto de artesanías con un estilo no intrusivo, con pocas palabras y gestos, pero de potente eficacia, y coordinando acciones para alcanzar sus resultados. |
|
La editorial
Comunicación
Redes sociales
|
Distribución
Envío de originales
Tienda
|
Nuestros sellos editoriales
LID Editorial
|
|